o hay muchos domos en el valle del Tiétar. Desde hace poco, la casa rural La Buenaventura (www.labuenaventuradeltietar.es) cuenta con uno donde se pueden realizar diferentes trabajos terapéuticos. Pero comencemos por el principio… Esta historia tiene su génesis en India, un país que -como a muchas otras personas de diferentes generaciones- me cambió la vida. Allí, en un pueblecito llamado Pushkar, un artista local, Bablu, pintó el cartel que da la bienvenida al domo.
Y es que lo primero que elegí fue el nombre (sí, es como empezar la casa por el tejado, pero es que la vida a veces tiene estas paradojas). Nariel Pani, que así se llama el domo, es un homenaje a India y a su gente, sobre todo a ese tercio de su población que vive en condiciones de extrema pobreza. La mayoría de estas personas utilizan el poco dinero que tienen para comprar alguna cosilla e intentar revenderla. Deambulan por las estaciones de autobús, de tren, por las calles; soportan miles de noes diarios; y se levantan al día siguiente para volver a intentarlo. Son súper héroes. Algunos meten agua de coco en pequeñas bolsitas de plástico a las que añaden una pajita, se suben al autobús de turno y anuncian lo que venden con una cantinela: “Narieeeel Paniiii”, así alargando la e y la i. Aguaaaa de cocoooo.
De hecho, el 5% del dinero que aportan los huéspedes, lo dono anualmente a la ONG Lights of Hope (www.lihgts-of-hope.org) que se dedica precisamente a cuidar de esta gente en la ciudad más pobre de India, Calcuta.
Después del nombre y del cartel, me tocó adentrarme en este mundo mágico y apasionante que es el de los domos. Decidí que toda la estructura sería de madera. Unos carpinteros del valle hicieron un suelo de 50 m² que es –como podéis ver en las fotos- una pequeña obra de ingeniería.
Después con la gente de www.midomo.es hicimos un curso, al que acudieron 15 personas de todos los lugares de la península, para construir el esqueleto con 160 triángulos. Tuve que esperar unos meses para realizar, junto a Jaime Sánchez de www.domosgeodesicos.jimdofree.com y otras 7 personas, la labor más ardua: cerrar la estructura con tableros de osb, aislarla con un material llamado lana roca e impermeabilizarlo. Fueron jornadas maratonianas que acabábamos compartiendo conversación y algún vino en el porche de la casa. Mis padres me ayudaron a pintar la sala de blanco. Y dos amigas y un amigo aportaron su creatividad para la decoración.
En total, fueron 10 meses de trabajo en los que puse mucha energía. Finalmente el domo con el que fantaseé en India se hizo realidad: es blanco, está entre árboles y mira a esos 4 puntos cardinales: amor, ternura, fuerza y coraje.